I
Lo perdimos todo, no quedó nada. Si al menos nos permitiera el ejército recuperar algo de lo que queda, pero dicen que todo está contaminado…
No solamente Astillero, también El faro, Isla Silvina, todas las playas de la rivera están siendo cerradas, además de que hay casos de gente que quedó atrapada en la nube de gas, eso el gobierno no lo dice…
¿Podría hablar más cerca del micrófono por favor?, no se le escucha claramente por la máscara antigás.
¿Así está mejor? …Perfecto. No se trata de una máscara antigás, permítame corregirle, lo que usted y yo portamos son equipos de respiración autónoma, no existe una máscara de gas o un filtro que resista la acumulación de salitre en el aire, los altos niveles de cloruro de sodio intoxicarían instantáneamente a cualquier ser vivo. También quisiera rectificar, si me lo permite, lo dicho anteriormente sobre el fenómeno. Se creía que el mar escupía esta arena, pero eso no es del todo correcto. Aunque es cierto que el fenómeno se viene generando desde el mar, después de varios meses de observación y exhaustivos análisis hemos descubierto que la arena no está siendo empujada desde el océano, como se especulaba en un principio, tampoco es consecuencia de un cambio violento en las mareas o del viento, y definitivamente se descarta alguna alteración o movimiento de carácter geológico. Los estudios aún están desarrollándose, sin embargo -como una declaración preliminar- podemos afirmar que nos encontramos ante una transformación en la materia a nivel molecular. Aún nos encontramos trabajando para saber que genera esta reacción tan drástica en el medio ambiente, pero sabemos que la neblina que ahora nos rodea posee catalizadores o encimas que resultan en una fuerte concentración de cloruro de sodio, sales intensas en forma de gas que avanzan generando reacciones en diversos materiales orgánicos y minerales. Particularmente el suelo ha sufrido cambios en su composición molecular originando esta apariencia cristalina semejante a la arena de mar. Aquí vemos como plantas y arbustos han sufrido diversas mutaciones.
"… Y pese a lo que digan los medios, el fenómeno alcanza ya los cinco kilómetros cuadrados de extensión, incluyendo el espacio marino.
Por el momento no se contestarán más preguntas, muchas gracias a todos… "
"Esta es una casa que fue desalojada, abandonada tal y como la dejaron los habitantes…"
Puedo distinguir las fotografías enmarcadas; niños, ancianos, familias, ninguna cara conocida. Sentado de frente a la pantalla, me quedo mirando la luz que proyecta la cámara encendiendo el aire diluido en los risos del gas. Las flores marchitas del florero, los tulipanes abriéndose en los cuadros, el óleo se llena de gotas, no de pintura si no de agua escurriéndose en las paredes, sobre la madera de los muebles, de los verdosos encajes de una lámpara, el lente de la cámara de repente se llena también de gotas, el camarógrafo las borra una y otra vez con el guante del traje hazmat. Las palabras EN VIVO aparecen en una esquina de la imagen, una puerta se abre, el vacío se ilumina y el camarógrafo enfoca el suelo barriendo con su luz un tropel de cangrejos. Se hace un zoom y la pantalla se llena de ellos, alzando las tenazas, los más grandes trepando por encima de los pequeños, apuntando los ojos a la cámara como una galaxia.
¿Cuánto tiempo estuve cambiando los canales del televisor? Una y otra vez con el control remoto. Reportajes, debates, conferencias de prensa, entrevistas, tropezando en todos los canales el mismo acontecimiento repetido en distintas direcciones. Miro a través de la ventana del faro, vuelve a mí la idea de que me he quedado atrapado y salgo a buscar con la mirada los muelles de Astillero. Abajo la niebla lo ha inundado todo, pareciera que el océano duerme bajo el peso de un enorme manto. Aquí arriba el aire permanece limpio y lleno de luz, y junto a las gaviotas se desliza buscando sin éxito el mar. Las gaviotas y yo nos quedamos mirando, nos aferramos a los barandales, escuchando el eco de los riscos que rompen las olas en algún lugar al fondo del barranco.
"Su nombre es Eunice. Tiene veinticinco años, cabello largo, lacio, castaño obscuro, ojos color avellana. Aquí hay una fotografía. Uno setentaicinco de estatura. La última vez que se le vio fue el quince de octubre cuando salió a la papelería. Creemos que aún puede estar atrapada en la niebla, no perdemos la esperanza de hallarla con vida. Si alguien sabe algo de ella, cualquier información puede ser útil. Por favor ayúdenos a encontrarla.”
(ilustración por Carlos Carmona Medina)