jueves, 4 de marzo de 2010

BITÁCORA

Capitán / 27.2.10 / paralelo del los argelinos
> A unas cuantas olas de la media noche nuestro vigía divisó un punto brillante acercándose por el estribor. No fue sino hasta que pasó a unos cuantos metros de nosotros que reconocimos la forma de una mujer flotando sobre un trozo de barco de color rosa. Por la negrura de la noche pensamos q se trataría de un náufrago, pero para nuestra sorpresa se trataba de un vestido vacío, à la française, tendido sobre la madera junto con algunas joyas. Como al resto de la tripulación este evento me ha inquietado lo indispensable, y aunque no lo hablo con nadie tengo la misma impresión que ellos, era como si el cuerpo que portaba el vestido se hubiera desvanecido. El hecho de que el oleaje no se apoderara de aquellos objetos igualmente sigue sin explicación, despertando sentimientos divididos, unos ven un mal presagio en que el vestido y las joyas hayan sido traídos a bordo, otros creen que es un regalo. Por mayoría de votos hemos decidido conservar las joyas para cambiarlas en el próximo puerto y repartir el dinero entre todos nosotros. El vestido fue atado a un trozo de hierro y arrojado de vuelta al mar.

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