domingo, 12 de diciembre de 2010

Sismo-Tsunami-Sismo-Tsunami-Sismo-Tsunami-Sismo-Tsunami




I

Soy los ríos transformándose en mares
cuando los mares se convierten en ríos.
Soy el mapa,
precediendo y sobreviviendo al enclave.
Soy grietas
producidas por la herrumbre.
Soy movimiento de arena
Heredero de la vieja dirección.

II

Lengua de combate,
reforma de Pompeya.
Los incendios forestales
abrazando los suelos.
Litosfera contigua
a las puertas de los pueblos.
Acometida repentina
contra los sitiadores.
Constructores de montículos,
sórdidos milagros,
los que comúnmente se encuentran
al entregarse a las olas del mar;
En caso de que muriéramos en este paralelo
bebamos estos versos en las Islas Caimán.

martes, 30 de noviembre de 2010

funny animated gif

lunes, 29 de noviembre de 2010

El Tsunami Fantasma.



I

"¡Digo lo cierto! ¡El pueblo está maldito! ¡Un castigo de Dios, eso es lo que es!

Lo perdimos todo, no quedó nada. Si al menos nos permitiera el ejército recuperar algo de lo que queda, pero dicen que todo está contaminado…

No solamente Astillero, también El faro, Isla Silvina, todas las playas de la rivera están siendo cerradas, además de que hay casos de gente que quedó atrapada en la nube de gas, eso el gobierno no lo dice…

…La zona en cuarentena se mueve hasta diez centímetros cada día, mire, hasta allí llegaba hace una semana, en aquel semáforo, y mire ahora cuanto ha avanzado…"

"Nos encontramos exactamente en el pueblo costero de Astillero. Como recordarán la actividad económica en este lugar se había centrado por siglos en la pesca, hasta hace sólo cinco meses, momento en que la cotidianeidad de los habitantes se vio afectada por un repentino, nuevo y singular fenómeno de carácter meteorológico. Los científicos, al tratar de darle una definición le dieron el nombre de Cristalización Hiperhalina Molecular, los habitantes de Astillero le llaman sencillamente el Tsunami Fantasma. Se trata -como aquí pueden apreciar- de la aparición de un tipo de niebla densa o nube de gas de alta toxicidad, que al contacto con la luz adquiere un color azul verdoso. Apareció en un principio en la playa de Astillero, aproximadamente a un kilometro de la línea de la zona restringida donde ahora nos encontramos… Hemos entrado en la zona en cuarentena, atravesando el cerco militar. Podemos ver que la luz es aminorada considerablemente por la neblina que siendo excesivamente húmeda ha ido deteriorando toda la zona del fenómeno. No se ha cortado el suministro eléctrico y el alumbrado público se mantiene encendido... Cuando los habitantes de la zona comenzaron a notar un completo cambio en la apariencia del paisaje, lo que más les llamó la atención –además de la masa de niebla, por supuesto- fue que la arena de la playa no sólo estaba tomado una apariencia mucho más blanca y cristalina, sino que ésta comenzó a invadir literalmente el pueblo de Astillero. Presuntamente la playa se expande cada día entre cinco y diez centímetros en esta dirección, es decir, hacia tierra adentro. En las imágenes es posible ver cómo han quedado las calles y la plaza de Astillero ahora cubiertas por la arena. En ciertas zonas no se ven más que dunas. Ahora bien, ¿de dónde proviene esta arena que, se ha dicho, aparentemente es escupida por el océano? Para explicarlo se encuentra con nosotros el doctor Joaquín Olenga, recientemente nombrado por el gobierno cómo responsable de la unidad científica que ha permanecido aquí todos estos meses para estudiar y analizar el fenómeno y sus cambios. Doctor Olenga ¿Cómo podría explicar lo que estamos presenciando?

Bueno no estamos tratando precisamente con un efecto…

¿Podría hablar más cerca del micrófono por favor?, no se le escucha claramente por la máscara antigás.

¿Así está mejor? …Perfecto. No se trata de una máscara antigás, permítame corregirle, lo que usted y yo portamos son equipos de respiración autónoma, no existe una máscara de gas o un filtro que resista la acumulación de salitre en el aire, los altos niveles de cloruro de sodio intoxicarían instantáneamente a cualquier ser vivo. También quisiera rectificar, si me lo permite, lo dicho anteriormente sobre el fenómeno. Se creía que el mar escupía esta arena, pero eso no es del todo correcto. Aunque es cierto que el fenómeno se viene generando desde el mar, después de varios meses de observación y exhaustivos análisis hemos descubierto que la arena no está siendo empujada desde el océano, como se especulaba en un principio, tampoco es consecuencia de un cambio violento en las mareas o del viento, y definitivamente se descarta alguna alteración o movimiento de carácter geológico. Los estudios aún están desarrollándose, sin embargo -como una declaración preliminar- podemos afirmar que nos encontramos ante una transformación en la materia a nivel molecular. Aún nos encontramos trabajando para saber que genera esta reacción tan drástica en el medio ambiente, pero sabemos que la neblina que ahora nos rodea posee catalizadores o encimas que resultan en una fuerte concentración de cloruro de sodio, sales intensas en forma de gas que avanzan generando reacciones en diversos materiales orgánicos y minerales. Particularmente el suelo ha sufrido cambios en su composición molecular originando esta apariencia cristalina semejante a la arena de mar. Aquí vemos como plantas y arbustos han sufrido diversas mutaciones.

Tienen la apariencia de un coral.

En efecto, curiosamente no mueren afectados por el gas sino que sufren mutaciones adoptando el color y el aspecto de los organismos marinos que conocemos como corales."

"… Y pese a lo que digan los medios, el fenómeno alcanza ya los cinco kilómetros cuadrados de extensión, incluyendo el espacio marino.

Así es, pero antes que nada, ¿Qué es esto del Tsunami Fantasma? Para empezar los científicos que han permanecido ahí para estudiar los cambios del fenómeno, después de todos estos meses de incertidumbre, aún no han podido presentar conclusiones sólidas acerca del origen de este extraordinario acontecimiento. El proceso de la investigación se ha estancado en pequeñas indagaciones que no encuentran ya la manera de llegar, al menos, a una comprensión inicial de la naturaleza de este fenómeno…"

"… Descartado, queda completamente descartado que esté siendo causado por algún accidente o derrame nuclear, puesto que no existe planta de tal índole en esa zona. Así mismo, el resultado del estudio que los equipos diversos de científicos han realizado, indica que no existe contaminación radiactiva en la zona. Por ello, repito, no existe razón alguna para alarmarse, el fenómeno se encuentra controlado y no presenta tendencias a expandirse mas. Igualmente, vale la pena volver a aclarar que no se ha reportado ningún caso de pérdidas humanas. Exhortamos a los ciudadanos a ser pacientes en este proceso de reconocimiento e investigación, a confiar en la capacidad del estado para resolver esta crisis sin llegar a adelantarnos a conclusiones que únicamente buscan desestabilizar los esfuerzos para solucionar este problema. Por el momento esa sería toda la información que nos es posible compartir, nos comprometemos a informarles de nuestras conclusiones conforme el proyecto de investigación vaya avanzado. Muchas gracias a todos.

Por el momento no se contestarán más preguntas, muchas gracias a todos… "

"Esta es una casa que fue desalojada, abandonada tal y como la dejaron los habitantes…"

Puedo distinguir las fotografías enmarcadas; niños, ancianos, familias, ninguna cara conocida. Sentado de frente a la pantalla, me quedo mirando la luz que proyecta la cámara encendiendo el aire diluido en los risos del gas. Las flores marchitas del florero, los tulipanes abriéndose en los cuadros, el óleo se llena de gotas, no de pintura si no de agua escurriéndose en las paredes, sobre la madera de los muebles, de los verdosos encajes de una lámpara, el lente de la cámara de repente se llena también de gotas, el camarógrafo las borra una y otra vez con el guante del traje hazmat. Las palabras EN VIVO aparecen en una esquina de la imagen, una puerta se abre, el vacío se ilumina y el camarógrafo enfoca el suelo barriendo con su luz un tropel de cangrejos. Se hace un zoom y la pantalla se llena de ellos, alzando las tenazas, los más grandes trepando por encima de los pequeños, apuntando los ojos a la cámara como una galaxia.

¿Cuánto tiempo estuve cambiando los canales del televisor? Una y otra vez con el control remoto. Reportajes, debates, conferencias de prensa, entrevistas, tropezando en todos los canales el mismo acontecimiento repetido en distintas direcciones. Miro a través de la ventana del faro, vuelve a mí la idea de que me he quedado atrapado y salgo a buscar con la mirada los muelles de Astillero. Abajo la niebla lo ha inundado todo, pareciera que el océano duerme bajo el peso de un enorme manto. Aquí arriba el aire permanece limpio y lleno de luz, y junto a las gaviotas se desliza buscando sin éxito el mar. Las gaviotas y yo nos quedamos mirando, nos aferramos a los barandales, escuchando el eco de los riscos que rompen las olas en algún lugar al fondo del barranco.

"Su nombre es Eunice. Tiene veinticinco años, cabello largo, lacio, castaño obscuro, ojos color avellana. Aquí hay una fotografía. Uno setentaicinco de estatura. La última vez que se le vio fue el quince de octubre cuando salió a la papelería. Creemos que aún puede estar atrapada en la niebla, no perdemos la esperanza de hallarla con vida. Si alguien sabe algo de ella, cualquier información puede ser útil. Por favor ayúdenos a encontrarla.”

(ilustración por Carlos Carmona Medina)

lunes, 1 de noviembre de 2010

El cantar de la ballena por Sophie Stephenson-Wright

Voy viajando en "El Tubo". Inesperadamente, una campaña que desde hace 24 años divulga la poesía por los trenes subterráneos de Londres, gracias al poema de una escritora londinense de 19 años de edad.

Somnoliento, atrapado en medio de un cardumen estático de abrigos y gente comparto una visión que emerge entre la compuerta automática y el anuncio publicitario del control de plagas local: se trata de La Canción de la Ballena o Whalesong, de Sophie Stephenson-Wright, quien (adivino) probablemente preferiría dejar de lado la información personal para dar el lugar al canto del enorme cetáceo. Desobedezco diciendo que es la ganadora del concurso de jóvenes poetas celebrado en este año como conmemoración de los 350 años de la Royal Society en Londres, el resto tal vez pueda ser encontrado por ustedes en los buscadores, como yo lo hice, como evidentemente muchos lo hacen después de ser pillados por el poema que viaja en los trenes.
He visto los ojos de los peces levantarse, mientras la sombra toma la forma del canto de las ballenas. No me ha quedado más remedio que llevar dichas letras conmigo, igual que una gorgonia adherida a la concha del cangrejo ermitaño…

Whalesong
I boom-mumble I bass-blow
I hull-heavy I big/slow
I boat bump I limpet-skin
I soft-sink I sky-swim
I sea-search I salt-swallow
I bone-backed I fluke-follow
I gulf-cross I listen-talk
I moon-map I wave-walk
I tail-turn I time-keep
I ship-wreck I song-seek
I blue-blood I grumble-sing
I fish-heart I dream king



Ya atraídos por el olor del sangre, aquí un par más de poemas marinos (mucho menos incipientes) que se arrastran por las corrientes de los trenes ingleses…

Sea Love por Charlotte Mew (1869 - 1928)

Tide be runnin` the great world over:
`Twas only last June month I mind that we
Was thinkin` the toss about the call in the breast of the lover
So everlastin` as the sea.

Heer`s the same little fishes that sputter and swim,
Wi` the moon`s old glim on the grey, wet sand;
An` him no more to me nor me to him
Than the wind goin` over my hand.

de Marinero en Tierra por Rafael Alberti (1902-1999)

The waves, blue walls
of Africa, go and come back.

When they go...
Ah, to go with them!

Ah, to come back with them!
When they come back...


Más información aquí:
Poems on the Underground
http://www.tfl.gov.uk/poems

sábado, 23 de octubre de 2010

tempora nova



“Es en este mismo lugar donde jugábamos cuando éramos niños. Nos dejábamos tragar por las olas para buscar tesoros, perlas, naufragios. El que regresaba con la estrella más grande se ganaba el beso de alguna enamorada, pues como bien es sabido, para los romances de esta isla las asteroideas son más preciadas que las serenatas.”
En cualquier lugar donde la gran sábana de agua se revuelve. Donde la frontera expresa su rompimiento y los fantasmas marinos enmascaran las piedras del acantilado. Ahí, veréis cómo los místicos se congregan sobre el pastizal, contemplando. ¿Qué es, lo que contemplan? una vez les pregunté. “El final”, señalaron. Ahora que lo pienso, me parece que fue el comienzo del fin lo que dijeron.

martes, 14 de septiembre de 2010

Artículo: Piratas del Mediterráneo Americano

(quinta parte)

Conclusión

Recordemos…
La apertura de las rutas comerciales en principio monopolizadas por España, y disputadas por Inglaterra y Francia. Todos sabemos la guerra por el mar y por bases territoriales que los corsarios principalmente entablaron en nombre de sus países. Quizás la culminación de este proceso, lo haya constituido, la construcción del canal de Panamá, lo que hizo del caribe uno de los mayores puntos estratégicos en el dominio mundial.
El elemento constituido por la reforma protestante. El rompimiento definitivo en mil quinientos veinte como resultado de la Dieta de Worms, terminó por ahondar las divisiones existentes entre las potencias europeas. Ciertos estados aceptaron la reforma protestante, no sin reticencias por algunos gobernantes (Tal fue el caso de María de Tudor, 1ª esposa de Felipe segundo quien simpatizó con el catolicismo, o el conocido caso de Enrique IV de Navarra que, abjurando del protestantismo, aceptó la corona de Francia).
En todo caso el impacto de la reforma en las masas populares constituyó un elemento de rebeldía que provocó la huida de Europa de ciertos contingentes humanos, quienes al no encontrar su lugar en sus países de origen llegaron a poblar los dominios españoles no del todo habitados por estos mismos. Como hemos señalado con anterioridad, al parecer este fue el origen de los bucaneros franceses asentados en el actual Haití. Un ejemplo más del impacto de la reforma fue el célebre juicio seguido por la inquisición novo hispana a los piratas de Hawquins quines fueron acusados, no de piratería si no de luteranismo.
Concluyamos este prolongado artículo con el tema del pirata propiamente dicho, que sin pertenecer a categoría alguna recorría los mares atosigando, claro está, a las naves españolas.
En líneas anteriores se afirmó que la sociedad pirata era eminentemente masculina. Sin embargo, vista la clasificación anterior, podríamos matizar esta opinión. Es evidente que la imagen que tanto la literatura como la leyenda nos ha dado de los piratas es inequívoca: aventureros, bebedores, jugadores, dispuestos a matarse y a liarse a duelo por cualquier pretexto. ¿Qué tanto valdría esta opinión para el corsario y el filibustero? En el primer caso, el hecho de ejercer con “patente de corso” equivalía a un reconocimiento y a una consecuente proclividad a la vida sedentaria. En el segundo caso, es más que evidente que toda territorialidad equivale a cierta propagación social en la que la mujer juega un papel fundamental. Por el contrario, el bucanero y el pirata solitario nos evocan sociedades anárquicas, de hombres solos, sin duda no adaptados a las condiciones de normatividad existentes en esos siglos. Eran hombres que se podían enriquecer con el botín obtenido. Muchos, como Henry Morgan, terminaron sus días como ricos plantadores y terratenientes, gobernando las posesiones que conquistaron para sus países. Otros, en cambio, dilapidaban el dinero en ron, mujeres y parrandas, siempre arriesgándose a terminar colgados por la justicia. Si eran corsarios podían salvar sus vidas y volver a una existencia normal, mientras que, los piratas del común llevaban una vida que, a mayor intensidad y aventura aumentaba también el riesgo y su temeridad.
Con todo, el papel del pirata común y la piratería fueron decisivos para la conformación social y económica de los países y regiones de un territorio constituido por aproximadamente dos millones de km. cuadrados: el mediterráneo americano (1) , que a su vez, por su posición geográfica, y entendiendo por esta las bases de acceso a los recursos naturales del continente americano desde una posición equidistante entre el continente Europa y África, no tardó en constituirse como un área estratégica en la conformación del mundo occidental contemporáneo.

La Canción del Pirata
por José de Espronceda (Poesías, 1840)

Con diez cañones por banda,
viento en popa, a toda vela,
no corta el mar, sino vuela
un velero bergantín;

Bajel pirata que llaman,
por su bravura, el Temido,
en todo mar conocido
del uno al otro confín.

La luna en el mar riela,
en la lona gime el viento,
y alza en blando movimiento
olas de plata y azul;

y ve el capitán pirata,
cantando alegre en la popa,
Asia a un lado, al otro Europa,
y allá a su frente Estambul.

«Navega, velero mío,
sin temor,
que ni enemigo navío,
ni tormenta ni bonanza
tu rumbo a torcer alcanza,
ni a sujetar tu valor.
Veinte presas
hemos hecho
a despecho
del inglés,
y han rendido
sus pendones
cien naciones
a mis pies.

Que es mi barco mi tesoro,
que es mi dios la libertad,
mi ley, la fuerza y el viento,
mi única patria, la mar.

Allá muevan feroz guerra
ciegos reyes
por un palmo más de tierra;
que yo aquí tengo por mío
cuanto abarca el mar bravío,
a quien nadie impuso leyes.

Y no hay playa,
sea cualquiera,
ni bandera
de esplendor,
que no sienta
mi derecho
y dé pecho
a mi valor.

Que es mi barco mi tesoro,
que es mi dios la libertad,
mi ley, la fuerza y el viento,
mi única patria, la mar.

A la voz de “¡barco viene!”
es de ver
cómo vira y se previene
a todo trapo a escapar.
Que yo soy el rey del mar,
y mi furia es de temer.

En las presas
yo divido
lo cogido
por igual.
Sólo quiero
por riqueza
la belleza
sin rival.

Que es mi barco mi tesoro,
que es mi dios la libertad,
mi ley, la fuerza y el viento,
mi única patria, la mar.

Sentenciado estoy a muerte.
Yo me río;
no me abandone la suerte,
y al mismo que me condena
colgaré de alguna entena
quizá en su propio navío.

Y si caigo,
¿qué es la vida?
Por perdida
ya la di,
cuando el yugo
del esclavo,
como un bravo
sacudí.

Que es mi barco mi tesoro,
que es mi dios la libertad,
mi ley, la fuerza y el viento,
mi única patria, la mar.

Son mi música mejor
aquilones
el estrépito y temblor
de los cables sacudidos,
del negro mar los bramidos
y el rugir de mis cañones.

Y del trueno
al son violento,
y del viento
al rebramar,
yo me duermo
sosegado,
arrullado
por el mar.

Que es mi barco mi tesoro,
que es mi dios la libertad,
mi ley, la fuerza y el viento,
mi única patria, la mar.»





(1) Desde una perspectiva meramente geográfica el mediterráneo atlántico americano se compone de las siguientes unidades que yo denominaría acuático territoriales: En primer lugar, tenemos el Caribe propiamente dicho. La delimitación marítima no ofrece ningún problema, siendo el área conformada por el arco isleño de las antillas mayores y las antillas menores, en donde el puerto del La Guaira y Venezuela, y el puerto de la Habana en el Occidente. Desde el punto de vista territorial los litorales caribeños se constituirían en las costas de tierra firme (Colombia, Venezuela y Panamá) Centro América, Belice y Quintana Roo. Sin embargo la influencia cultural caribeña en centro América, haría que las costas del océano pacifico caigan dentro de esta geografía caribeña.
Un segundo complejo mediterráneo, lo constituye el golfo de México. Política y culturalmente diferenciado y con una heterogeneidad tal que difícilmente la gente del caribe se reconocería por ejemplo, con la gente de las costas de Tamaulipas, o de Texas. No obstante la cultura afro americana de Nueva Orleáns y la Cubana de la Florida, no ofrecen la menor duda con respecto a sus homólogos veracruzanos o yucatecos.
Una tercera conformación la constituye el arco marítimo territorial cuyo eje serian las Bahamas al norte de la isla de Cuaba y oriente de la Florida . Este arco isleño de cultura afro inglesa vendría a constituir el limite norte del mediterráneo americano.
Bibliografía:
Manuel Lucena Salmoral. Piratas, corsarios, bucaneros y filibusteros. Editorial Síntesis, 2005.
Antonio García de León. Contra viento y marea. Los piratas en el golfo de México. Plaza y Janés, 2004.

jueves, 27 de mayo de 2010

Artículo: Piratas del Mediterráneo Americano

(cuarta parte)

Bucaneros y Filibusteros

En líneas anteriores, señalé una relación entre los piratas y los luteranos. En efecto, al problema de la lucha por las rutas del comercio y de los mercados emergentes, al tráfico de esclavos y a las disputas consecuentes entre los estados europeos, surgió el problema religioso derivado de la Reforma iniciada en 1520 por Lutero, lo que vino a atizar la problemática pirata en el Mediterráneo Americano; a esta cuestión están muy ligados los llamados bucaneros.
Los bucaneros constituían una muy especial categoría de piratas. Al parecer fueron en su origen colonos franceses, posiblemente hugonotes escapados de Francia, instalados ilegalmente en la parte occidental de La Española que, al igual que muchas regiones, había sido abandonada por los españoles. En realidad, éstos se percataron de las pocas posibilidades que ofrecían las Antillas en comparación con la América continental. La introducción de la ganadería, la caída poblacional nativa y el posterior abandono hispano motivaron este tipo de colonización francesa de hombres que se dedicaron a vivir del ganado cimarrón, manteniéndose de carne asada en unas parrillas denominadas boucans. Con el tiempo, la Corona española pretendiendo asegurar su soberanía sobre la Isla replegó a estos colonos a la Isla de la Tortuga, desde donde comenzaron a fortalecer sus relaciones con los corsarios, quienes se abastecían de carne a cambio de dinero, ron y otros productos. Fue cuando se dieron dos fenómenos un tanto paralelos: Los bucaneros originales empezaron a ejercer la piratería en balsas a la vez que muchos corsarios empezaron a asentarse en la Isla, así pues, los colonos originales empezaron a ser absorbidos por los corsarios a los cuales se les aplicó este mismo calificativo.
El desalojo de los bucaneros de La Española fue una acción, pues, que le costó a España más pérdidas que beneficios. “Imposibilitados para subsistir en tierra, se dieron a la mar. Navegando en canoas indígenas, burdamente construidas, atacaron y capturaron pequeñas embarcaciones españolas, y con éstas abordaron grandes barcos, con los cuales merodearon por el Mar Caribe. La palabra inglesa era freebooters, que los franceses tradujeron como filibustiers y que los ingleses volvieron a recoger como filibuster(1).
Según José Luis Martínez, esta segunda categoría, los filibusteros fueron más bien asociados a una especie de piratería política, en cuanto que, entre sus fines, estaba la de controlar un territorio que se disputaba, en este caso, a la Corona española. Territorios que, al segregarse, caían invariablemente en manos del país del que el filibustero era originario. Aunque el autor citado no ofrece mayores pruebas de esto, el hecho es que con el tiempo, muchos corsarios pudieron asentarse en ciertas islas haciendo ahí sus bases, las que constituyeron las nacientes colonias inglesas, francesas, holandesas y danesas.
Los casos más notables los fueron Haití y Jamaica. El primero, como vimos, fue ocupado por una inicial colonia francesa que se había vuelto muy primitiva. Una vez desalojados a la Isla de la Tortuga en 1630, el gobierno de Francia no tardó en percatarse de la necesidad de tener una base territorial fija en el Caribe. Fue cuando en 1640, un tal Lavasseur de St. Cristophe, en nombre de Francia se apoderó de la Isla llevando su dominio al actual Haití, que pasó a ser colonia formal de Francia en 1697.
El caso de Jamaica fue un tanto similar. Propiedad feudataria de la familia Colón, las autoridades españolas no pudieron ante el empuje corsario. Sir Henry Morgan, otro afamado y ennoblecido corsario, terminó por tomarla en nombre del gobierno británico. Este mismo corsario no sólo asoló las posesiones españolas, en su calidad de gobernador de la isla persiguió a otros piratas (no corsarios). Morgan terminó sus días como un rico plantador y propietario británico que enviaba el azúcar a los mercados europeos con el trabajo esclavo.
¿Qué tanto la figura del corso y la del filibustero se confunden? Ante todo, en el corsario es el permiso de operar lo que lo distingue, mientas que el filibustero carecería de tal patente.
No obstante, es claro que las principales bases territoriales de la piratería caribeña conformaron con el tiempo posesiones inglesas, como Belice (en donde la figura del filibustero se confunde con la del contrabandista) y la más importante, Jamaica; posesiones francesas, mismas que a la fecha tienen el estatuto de Departamentos de la República Francesa; en fin las islas holandesas y, en su momento, danesas, que sirvieron de base de operación al filibusterismo.

En la siguiente entrada, cerraremos este artículo con un acercamiento a la cuarta categoría: el pirata, simple y propiamente dicho.

Bibliografía:
(1) Hugh F. Rankin. The golden age of piracy. 21. Henry Holt & Company, Inc., 1969.
José Luis Martínez Rodríguez. Pasajeros de Indias, Viajes transatlánticos en el siglo XVI. F.C.E. 1999.
Manuel Lucena Salmoral. Piratas, corsarios, bucaneros y filibusteros. Editorial Síntesis, 2005.
Antonio García de León. Contra viento y marea. Los piratas en el golfo de México. Plaza y Janés, 2004.

miércoles, 28 de abril de 2010

Artículo: Piratas del Mediterráneo Americano


(tercera parte)

Los Corsarios

Fueron llamados corsarios los piratas que poseían una “licencia” otorgada por su gobierno. Es muy posible que dicha patente haya tenido como antecedente la llamada “comisión de represalia” instituida por el gobierno de Eduardo I de Inglaterra “Longshanks” (1272-1307) por lo cual, los mercantes agredidos podían recuperar sus pérdidas atacando a otros mercantes del país originalmente atacante. Ya hemos aludido a los mercenarios de la Hansa; un par de siglos más tarde estos tendrían su equivalente en la piratería inglesa.
La “patente de corso” era la autorización que los Estados europeos, enemigos del imperio español, concedían a diversos piratas, quienes, con ese aval, no sólo agredían los intereses españoles (sobre todo cuando este país se encontraba en guerra), sino que también rompían el uso exclusivo de las rutas de navegación que los españoles teóricamente poseían. Así, ante la imposibilidad de un comercio legal, la piratería se agenciaba recursos, sobre todo de metales preciosos, que invariablemente iban a parar a las arcas de los Estados que apadrinaban la actividad del corso.
El elemento político en este caso es evidente. La actividad corsaria podía aumentar en la medida en que los conflictos diplomáticos entre las naciones se agudizaran. Un ejemplo de esto lo constituyó la guerra entre Carlos I de España y Francisco I de Francia, por lo que la presencia corsaria francesa aumentó en el Caribe. Por lo demás, los conflictos entre Enrique VIII (1509-1547) con el papado (y con España a consecuencia de su divorcio de Catalina de Aragón) impulsaron la actividad corsaria en las colonias españolas. Tal actividad se redujo en el reinado de María de Tudor (1553-1558), esposa de Felipe II, más interesada en reconciliarse con el catolicismo. La política cambió con el reinado de Isabel I (1558-1603) y su política anglicanista y libre cambista, que condujo a la derrota de la Armada Invencible del monarca español en 1588, con el consecuente predominio marítimo inglés. En fin, con Jacobo I (1603-1625) se hace de nuevo la paz con España, con lo que la actividad corsaria nuevamente decae como tal.
Dentro del fenómeno estrictamente corsario se destacan varias personalidades. En primer lugar Sir William Hawkins y su hijo John. Estos introdujeron una modalidad que fue el tráfico de esclavos africanos y el comercio de los colmillos de marfil, primero al Brasil y luego a las islas antillanas y costas de Tierra Firme. La reacción española ante estos corsarios propició su huida a La Florida. Un temporal los empujó a las costas de San Juan de Ulúa, en donde las autoridades, creyendo que se trataba de la flota que traía al virrey Martín Enríquez, formaron una comisión que, una vez a bordo de la nave capitana, fueron tomados como rehenes. A la posterior llegada del virrey, las negociaciones establecidas dieron la libertad a los prisioneros a cambio de que se dejara partir a los piratas. Sin embargo, una vez liberados los rehenes y partido el virrey a la Ciudad de México, las autoridades españolas persiguieron a los piratas y los derrotaron, haciendo prisioneros a unos sesenta piratas, mismos que fueron enjuiciados por el Santo Oficio, no tanto por piratas, sino por luteranos, contrarios a la religión católica; este ingrediente religioso de los piratas lo abordaremos en la entrada siguiente, dentro del tema de los bucaneros.
Regresando a los saqueos corsarios, estos fueron muy numerosos y sería imposible hacer una lista de ellos. Célebres fueron el de 1540 a la Isla de Puerto Rico, en 1541 a la costa de la actual Colombia (puerto de Barburate), en 1544 a Cartagena de Indias, en 1554 a Santiago de Cuba, en 1555 el francés Jacques Soré tomó La Habana con 200 hombres.
Quizás el pirata más conocido en esta categoría lo haya sido sir Francis Drake, no sólo autorizado, si no también ennoblecido por sus servicios corsarios a la Corona Británica. Comenzó en 1530 bajo las órdenes de Hawkins. Tal vez haya sido el único pirata que haya actuado en el Pacífico, saqueando Valparaíso, El Callao, Panamá e incluso las costas de Huatulco. En plan corsario Drake dio la vuelta al mundo y fue hecho caballero por la reina Isabel, muriendo de una disentería cuando se disponía a atacar Portobelo en el actual Panamá.


Bibliografía:
Manuel Lucena Salmoral. Piratas, corsarios, bucaneros y filibusteros. Editorial Síntesis, 2005.
Antonio García de León. Contra viento y marea. Los piratas en el golfo de México. Plaza y Janés, 2004.

viernes, 26 de marzo de 2010

Artículo: Piratas del Mediterráneo Americano


(segunda parte)

Más que Simples Bandidos.

Hemos definido a los piratas como ladrones en la mar. Evidentemente también había ladrones de tierra. En ambos casos, se trata de agenciarse recursos de los que carecía la sociedad “productora” de piratas o de bandidos. A diferencia de éstos, los piratas tenían una virtud que, en cierta forma, promovió el conocimiento del planeta y muchos fenómenos de orden geofísico; nos referimos a su condición de marinos.
En efecto, el pirata además de guerrero era marino. Conocía las técnicas de navegación, las características de las corrientes marinas, el mensaje de la orientación de los vientos, los grados de humedad que podían preludiar una tormenta o un huracán. Sabían interpretar los movimientos del mar, las posiciones de las ciudades, islas y territorios en donde atacaban. Conocían la posición de las estrellas y, en función de esto, las coordenadas posicionales en las que se encontraban, y ni que decir del escrutinio de los fenómenos meteorológicos de diversos tipos, ya que en ello les iba la existencia. El pirata era pues un geógrafo y, más específicamente, un geógrafo del mar y de los litorales.
Independientemente de la jerarquía interna en la nave pirata (derivada de su condición marinera), los piratas eran una sociedad compuesta principalmente por hombres. Aunque conocidos e interesantes, los casos de mujeres piratas son pocos, y de ello se derivaba su popularidad. Anne Bonny, Mary Read, Grace O’Malley, por mencionar algunos ejemplos, no fueron integrantes ordinarios en una tripulación, sino personajes importantes en la historia de la piratería.
Las mujeres tendían a quedarse en tierra, raros serían los casos en que se atrevieran a acompañar a hombres en una causa pirata, más bien dados a la aventura, el pillaje, la bebida, el juego; una vida azarosa que no podía durar muchos años.
Tal vez sería prudente decir que la sociedad pirata era más bien masculina. Esto se nota en la existencia de la llamada “Cofradía de los Hermanos de la Costa”, así como en las categorías de piratas que asolaron el Atlántico, el Caribe y el Golfo de México desde el siglo XVI hasta bien entrado el siglo XVIII.
Por otra parte, la organización pirata dentro del barco era, al parecer, más igualitaria de lo que se puede suponer, ya que, el capitán sólo ejercía la función de mando y responsabilidad durante el ataque (de hecho la administración del bajel y las relaciones públicas entre los marineros estaban en manos del contramaestre).
La piratería era, en sus inicios, una empresa individual, pero podría decirse que con el tiempo tomo un tono más colectivo; la repartición del botín era equitativa (deducidos los gastos de viaje, el tributo –si era menester en el caso de quienes ejercían con “patente de corso”-, y el pago al cirujano y al carpintero, funciones que en ocasiones estaban en manos de una misma persona).

Históricamente, en la sociedad pirata se distinguen cuatro categorías; en la próxima entrada profundizare en la primera de ellas, Los Corsarios.

Bibliografía:
Manuel Lucena Salmoral. Piratas, corsarios,bucaneros y filibusteros. Editorial Síntesis, 2005.
Antonio García de León. Contra viento y marea. Los piratas en el golfo de México. Plaza y Janés, 2004.

jueves, 4 de marzo de 2010

BITÁCORA

Capitán / 27.2.10 / paralelo del los argelinos
> A unas cuantas olas de la media noche nuestro vigía divisó un punto brillante acercándose por el estribor. No fue sino hasta que pasó a unos cuantos metros de nosotros que reconocimos la forma de una mujer flotando sobre un trozo de barco de color rosa. Por la negrura de la noche pensamos q se trataría de un náufrago, pero para nuestra sorpresa se trataba de un vestido vacío, à la française, tendido sobre la madera junto con algunas joyas. Como al resto de la tripulación este evento me ha inquietado lo indispensable, y aunque no lo hablo con nadie tengo la misma impresión que ellos, era como si el cuerpo que portaba el vestido se hubiera desvanecido. El hecho de que el oleaje no se apoderara de aquellos objetos igualmente sigue sin explicación, despertando sentimientos divididos, unos ven un mal presagio en que el vestido y las joyas hayan sido traídos a bordo, otros creen que es un regalo. Por mayoría de votos hemos decidido conservar las joyas para cambiarlas en el próximo puerto y repartir el dinero entre todos nosotros. El vestido fue atado a un trozo de hierro y arrojado de vuelta al mar.

viernes, 26 de febrero de 2010

Artículo: Piratas del Mediterráneo Americano


“¡Al abordaje!”

Aprestad sables y cañones para abordar una de las manifestaciones sociales más recurrente a través de la historia y uno de mis temas consentidos: el de los piratas, en este caso, en el Mediterráneo Americano, el cual, en términos de un grande de la geopolítica iberoamericana, Antonio García de León (UNAM), abraca las regiones de El Caribe, el Golfo de México, y el Atlántico, donde principalmente se incluyen las Bahamas, las Antillas y la costa oriente de Florida (1).

Escenarios.

El termino de piratería se atribuía a todo aquel “ladrón que anda robando por la mar” (2). Originalmente este fenómeno se dio en mares mediterráneos, aquellos que, en términos de distancia y tiempo, podían enlazar costas diferentes con tecnologías de navegación relativamente simples. Podríamos comenzar con ejemplos como la comunicación oceánica que, con propósitos de depredación y conquista, ejercían los temidos Caribes de Venezuela hacia las grandes Antillas, incursiones que implicaban el establecimiento de una base territorial que podía ser continental o isleña. Esta clase de escenario, fuese bélico o pacifico, se convirtió en un punto de cruce para las regiones costeras, conectando diversos pueblos y sociedades con diferencias culturales. Los préstamos interculturales que esto implicaba y los constantes mestizajes fueron consecuencias del intercambio comercial que floreció con mayor intensidad en esas costas próximas, manifestado principalmente en la artesanía de dichas naciones.
El paradigma del “viejo mundo” y, en cierto modo, el antecedente de la piratería en nuestro Mediterráneo Americano, lo constituyen dos escenarios. Uno, en el cual no insistiré mucho en este artículo, es el llamado Mar Mediterráneo “euro-africano”. Con la costa africana al sur y la europea al norte, se conformó un territorio de intercambios, de imperios y de piratería documentada desde tiempos tan antiguos como la época de Homero. Precisamente esta condición “fronteriza” entre culturas o entre políticas ha sido la más propensa para las actividades piratas de toda índole, incluyendo una de la que escribiré más adelante, que es el contrabando.
El segundo escenario mediterráneo, menos documentado por los registros historiográficos pero más decisivo para la evolución de la piratería golfo-caribeña, es el conjunto constituido por las cuencas del Báltico y el Mar del Norte. Desde el 789 dC. las incursiones de los piratas vikingos provenientes de Escandinavia asolaban las costas Británicas y las de Europa Occidental, llegando a tener bases incluso en el Mediterráneo. Los asentamientos normandos en las islas y en el norte de Francia determinaron no sólo el carácter de esos pueblos, sino la continuidad del oficio de pirata en la medida en que la economía y el comercio se desarrollaban.
En 1241 se creó, a iniciativa de Hamburgo y Lubeck, la Liga Anseática que por primera vez integraba a una serie de ciudades a lo largo de la costa norte europea en una unión comercial. El florecimiento resultante, en cierta forma, estimuló la piratería. Los piratas normandos asentados en Inglaterra no dejaban en paz a los barcos de la Hansa, cuyos comerciantes no dudaron en armar flotas de mercenarios que no tardaron en ejercer el oficio que combatían, sobre todo cuando los ataques de los piratas iniciales languidecían.
Cuando Inglaterra se integraba a las líneas del comercio marítimo, no tardó en sufrir los efectos de la piratería en sus propios mares. El Canal de la Mancha se convirtió en el dominio de los “caballeros del mar” que, protegidos por los poderes ingleses o atacados por éstos ponían en jaque a la navegación tanto inglesa como la proveniente de otros países.

En tales periodos largos, en esos lapsos de larga duración es evidente que la piratería sufrió muchos cambios. No era lo mismo un pirata normando que caía sobre una pacífica aldea inglesa que una organización bien consolidada, premisa inmediata en la organización del comercio mundial. Entre una y otra figura existen más diferencias notables en los fines que en las técnicas de robo, éstas han mantenido sus constantes a lo largo de los siglos, tales como las formas de abordar una nave y el terror a la hora de intimidar a marinos mercantes y pasajeros. En la próxima entrada encontraremos que existen otros elementos comunes en lo que a la piratería se refiere, al menos hasta hace pocas décadas, y para resaltarlas veremos las diferencias con sus homólogos de tierra, es decir, los bandidos.

Bibliografía:
(1) Antonio García de León. El Mediterráneo Americano: Génesis de una cultura. XXVII Mesa Redonda de la Sociedad Mexicana de Antropología, “El Mediterráneo americano: población, cultura e historia”. Sociedad Mexicana de Antropología, 2004.
(2) Diccionario de Autoridades. p.282. GREDOS 2002.

lunes, 11 de enero de 2010

Cuatro años bajo la superficie / La raya

Abajo por los brazos del calamar, aquí, alta la luna trata de enroscarse en las constelaciones. Creo que soy el único que volvió del mar de las puertas. Fue el sotavento nocturno, el caracol que despertó a la Andrómeda. Mera, sierra, morena palmaria, caderas de océano y desierto mediterráneo. Selva, isla de cangrejos, arrecife, la jarana del capitán. Que abran las fauces cien remolinos. Tu tempestad por los muelles de Veracruz. La mancha, El güiro, La quijada, Crrac! la calavera y la tarima. El billar de La Raya, aquellas naves hundidas en la arena, la respiración de un farallón hecho de clavecines y de órganos, aquel negro del piano con un vaso de ron y todas las rumberas del puerto. Dadme cárcel en los acantilados del golfo, ahí donde traen las ballenas sus hijos al mundo. Buscando en los “parideros” del barrio: el de la laúd lágrimas con sal, el del caracol púrpura, el del salmón que pinta la boca del río. Extraviada, hiciste de la playa tu cama en la noche tropical; se arrastraron las estrellas y las olas a la búsqueda de tus pies enterrados. Bufar de ballenas, bufar de las olas, bufar del monstruo marino encadenado bajo las rocas. - Naufrago ebrio, al final del puerto hay un lugar para morir. Desde aquel viejo faro podrás mirar nuestros nombres, llevándose a encallar... y un voraz baile revelando destellos, de frescos en el mar....